jueves, 14 de agosto de 2014

Algo de mi.

La vida no es fácil, tiene altibajos, miles de caminos que elegir y seguir; pero al elegir uno de esos caminos, y si alguna vez nos damos cuenta que fue equivocado, no debemos llorar por el tiempo perdido, eso también forma nuestro carácter y nos brinda experiencia.
Si algo está mal sólo cambio el rumbo, vuelvo a elegir y tengo fe de que elijo bien.
Por mi vida han pasado cantidad de situaciones dolorosas, la enfermedad de un hijo, la muerte de un ser querido; una vez estuve a punto de divorciarme. Pero decidí enfrentar primero el problema para ver si podíamos encontrar la solución; mi esposo decidió buscar ayuda en la terapia y le hizo muy bien. En el tiempo establecido yo también cambié, decidí tomar mi vida en mis propias manos y dejar que lo demás fluyera. Dejé de preocuparme por lo que no podía cambiar, traté de que el amor que yo brindaba se notara en cada gesto. Decidí ser feliz con cada pequeña cosa.
Al final del recorrido salimos triunfantes.
Lo tenemos todo: siete hijos, tres nietitos, 31 años de casados, con todo lo que ello implica. ¿cómo íbamos a sufrir inútilmente sólo por dejar volar pensamientos negativos?
Hoy puedo decir que he vuelto a enamorarme de mi esposo ¡y soy absolutamente feliz!

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