Cuando descubrí que las ataduras estaban dentro de mí, comencé a desatar nudos.
No fue fácil. Primero tuve que descubrir cada uno para luego comenzar a desanudarlo.
Me fuí liberando de miedos. De rollos mentales. Me atreví a tomar más deciciones. a afrontar las consecuencias y asumir el riesgo. Me fui liberando de responsabilidades que había tomado pero que eran ajenas.
En definitiva, decidí tomar las riendas de mi propia vida y soltar todo lo demás que sabía no podía manejar.
Hoy soy más feliz, la carga es más liviana y por lo tanto mas fácil de llevar. Disfruto de las pequeñas cosas y descubro que la vida está plagada de cosas bellas y vale la pena vivirla a pleno.
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