Ser amable es respetar al otro. Insultar y dar órdenes en vez de explicar o pedir por favor, no hace que seas más fuerte. Todos somos bulnerables.
Si le digo a mi hija: "Vení, ayudame con ésta tarea que necesito una mano, y de paso aprendés." Va a venir más dispuesta que si le dijera: "A ver vos, que nunca hacés nada, vení a hacer tal cosa a ver se algún día aprendés".
Con amor y respeto se consigue educar mejor, y a cambio recibimos más amor y respeto.
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